Es la política, estúpido

La simplificación es la semilla del fracaso

Política18/09/2025

Por Rafael Caracciolo

Los argentinos tenemos muchos defectos, pero quizás uno de los más fuertes y transversales de la sociedad toda, es la tendencia a simplificar cuestiones que son más complejas. Entendemos por “simplificaciónˮ a la acción de asumir que algo es en realidad más sencillo, más fácil de tomar de lo que es; adicionalmente, las soluciones que proponemos son siempre basadas en la voluntad, no tanto en un proyecto o una tarea, como si la falta de progreso en determinada área fuese culpa de que el que está a cargo no tuviera “suficientes huevosˮ.

Pasa en el fútbol, pasa en la vida

Quizás, el ejemplo más claro está con el deporte, puntualmente con el fútbol, en donde la necesidad de “huevosˮ es siempre más relevante. Messi sufrió el estigma en la selección durante la mayor parte de su carrera por esa supuesta falta de huevo, que, en comparación con Maradona, el rosarino siempre quedaba mal parado. Ocurre lo mismo con los técnicos, en donde abundan ideas sobre que el problema está en no poner orden, en no trasmitir seriedad, o en falta de amor por el club, la camiseta, etc. No digo que estos, llamémoslos factores, no sean relevantes. Claramente lo son, el tema está en que muchas veces las cosas no se solucionan solamente con ajustes en el carácter, sino a problemas más complejos, problemas que, lógicamente, como hinchas, somos completamente ajenos.

El Estado es como una casa

La Analogía es una herramienta del tipo didáctica o retórica, que busca ayudar al receptor de un mensaje a comprender un tema complejo a través de un ejemplo más simple. Es un recurso ampliamente usado, incluso por Jesús con sus famosas parábolas, que algunas empezaban diciendo “El Reino de los Cielos es semejantes a...”. Como dije, es una herramienta válida, pero el problema se aparece cuando el emisor del mensaje olvida que la analogía es una analogía. Algo muy común en aquellos que padecen el efecto Dunnin-Kruger, es que, al creer que entienden algo más que aquellos que estudiaron y se formaron, asumen que la comparación es válida en un absoluto. Es decir, ellos lo entendieron en base a la analogía, pero en vez de entender que esta es solamente un pie de entrada, asumen que la misma lo es todo. Los libertarios son especialmente propensos a esto, en mi opinión porque toda la doctrina libertaria es una gran simplificación del Estado y de los problemas económicos. De allí analogías o ejemplos tan absurdos como los ampliamente conocidos de “El comunismo es como que tengas dos vacas y el Estado te saque las dos y te mate” o “El Estado es como una casa, no se pueden tener más egresos que ingresos, porque sino te quedas sin comer”.

Tales declaraciones son completamente vacías y carentes de sentido real. Claramente el Estado no es como una casa. La mera diferencia de tamaño (en todos los sentidos), de intereses, de actores y de conflictos debería ser suficiente como para aceptar que la analogía es engañosa o sencillamente estúpida. Por otro lado, el comunismo no es como que tengas dos vacas, basta leer un poco sobre las experiencias comunistas en cualquier lugar del globo como para darse cuenta que es algo infinitamente más complejo. Sin perjuicio de ello, es obvio que un sector de la población de tamaño considerable compró tales declaraciones, lo cual es de mínimo preocupante, pero, como todo en Argentina, el problema no queda ahí.

Necesitamos alguien con huevos y que se plante

La frase podría ser dicha por cualquier argentino en casi cualquier contexto. Lamentablemente, invadió la política, y un enorme sector poblacional de variedad ideológica exige exactamente lo mismo, pero con diferentes ideas. Javier Gerardo Milei es el resultado de ello. Mucho se habló sobre que es lo que representó Milei en la sociedad, llegando a un consenso generalizado de que fue la expresión de hastío de la población frente a una casta política sin más recursos que ofrecer. Independientemente de si ello fue exactamente así o no, la realidad es que, en su versión simplificada, Milei es solamente un tipo que grita e insulta, con mucho huevo (especialmente cuando está frente a una mujer). Dejando de lado su liberalismo ideológico, es evidente que representa el sentir argentino de querer que gobierne alguien que ponga orden a los gritos. Ese ánimo por el liderazgo violento ya fue tratado en otro artículo, siendo algo de carácter más social, no dejando de ser un reflejo de nosotros mismos.

El libertarianismo es una gran subestimación de la política

Ya dije que el libertarianismo era propenso a la simplificación, pero no expliqué por qué. Al ser una ideología que podríamos catalogar de “extrema” (no como algo necesariamente malo, pero si en el sentido que supone una transformación radical del estatus quo) busca resolver problemas complejos sin los medios para ello, subordinando todo a la libertad (desde un punto de vista moral) y a la economía. Es decir, todos los problemas que se pueden experimentar en el Estado son o porque no hay suficiente libertad, o porque la economía está mal, porque no hay suficiente libertad económica. El debate es casi inexistente a partir de este punto, ignorando TODAS las cuestiones ajenas a esto.

El Presidente Javier Milei desde que llegó al Poder, subestimó a la política, creyendo que todos los problemas eran de orden de la Libertad o de la Economía. Ignorando completamente los conflictos políticos que tanto le advirtieron durante la campaña, él, sorpresivamente, en el primer año de Poder fue bastante cómodo para su gestión. Esto se debe a muchos factores, pero es innegable que sacó varias leyes y sostuvo varios vetos, al mismo tiempo que doblegabala voluntad de la oposición, quedando como una caja de quejas, recluida en un ricon. Ello devino en la idea (ya antigua) de cómo el gobierno era máquina imparable e inevitable.

Por suerte para este país, el Estado, oh poderoso Leviatán, que no puede ser destruido por mano de hombre, resultó mucho más fuerte de lo que se pensaba. No pudo despedir a toda la gente que quería, lógicamente porque los empleados de planta permanente están protegidos, necesitando pasar por un procedimiento especial bastante engorroso y lento, hecho a propósito para evitar que loquitos como él destruyeran miles de puestos de trabajo. Cerró ministerios, pero el “gasto” continuó; cerró la TV Publica hasta que se dio cuenta que la necesitaba, y ahí nos enteramos que nunca la había cerrado; anunció recortes en mil lugares diferentes, para darse cuenta que necesitaba hacerlo por una ley especial; quiso quitar fondos a las universidades y hospitales, pero se chocó con el Congreso, así la lista continua.

También Intentó sacar leyes por decreto, para no tener que pasar por el Parlamento, y si bien muchos decretos pasaron, la oposición se despertó y lo frenó. Esto último no tanto gracias a la integridad de la clase política, sino más bien a una falta de, precisamente, política. A Milei le ocurrió lo que le ocurre a muchos que se encuentran con un éxito rápido: se creen que pueden seguir empujando hasta el final, hasta que se dan cuenta que quizás empujaron demasiado y mordieron más de lo que podían. Convencido de su propio genio, de que solamente había que tener pelotas, de que la victoria no dependía de la cantidad de soldados, sino de las Fuerzas del Cielo, siguió tensando la cuerda hasta que esta se cortó, y los “aliados” se fueron. De allí en adelante, sólo tuvo derrotas, traiciones, problemas internos, paralización de la gestión, en donde no pudo sostener ni los decretos ni los vetos más sensibles. Lejos de admitir el problema, sigue al día de hoy haciendo lo mismo, y tendrá idénticos resultados: el resto de la política que el tanto desprecia le devolverá la mirada, y le frenará todo lo que para él es importante. Por ello podemos decir que es un gobierno acabado, no porque se pueda ir antes, sino porque no tiene más nafta.

Lecciones a tener en cuenta

Es obvio que como sociedad no aprenderemos nada, pero hagamos de cuenta que podemos hacerlo. ¿Qué es lo que se puede extraer de esta experiencia? un breve racconto:

-El Estado Nacional es infinitamente más complejo que el gobierno de un hogar o de una empresa (nota para Macri).

-La economía debe estar subordinada a la política, no al revés.

-La economía es una ciencia social, no exacta, por lo que, a diferencia de las ciencias exactas, no existen resultados absolutos.

-Definitivamente la inflación no es solamente un fenómeno monetario

-Gobernar es difícil. Hacen falta huevos, pero, por sobre todo, inteligencia.

-Llevarse puestos a todos, gritar como un enfermo, acusar a todos de traidores no es gobernar. Eso es comportarse como un traumado psicótico enfermo de poder.

-No se puede destruir al Estado.

-Por último, el principal y casi único responsable de un mal gobierno es el que gobierna. Culpables puede haber muchos, pero responsables, muy pocos.

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