La desmalvinización menos pensada

El juego sucio de los perros falderos de la embajada británica.

Editorial06/04/2025

Por Ivan Sidorienko

 Clausewitz ya nos decía que la victoria en el campo de batalla es solo el medio de lograr el fin político de la guerra que en definitiva es quebrar la voluntad de lucha del enemigo.

 El 14 de junio de 1982 los británicos derrotaron a unas fuerzas armadas argentinas mal conducidas y pésimamente instruidas, las cuales pese a todo dieron batalla gracias a los soldados y los cuadros más jóvenes. Lo que no lograron los británicos fue quebrar la voluntad de lucha de los argentinos pese a que hace 43 años que lo intentan. 

 Para lograr dicho efecto los británicos montaron la Operación Quito que a traves del empleo de la 77 Brigada de Operaciones de Información tiene el propósito de debilitar la voluntad de lucha argentina a traves de 2 lineas de esfuerzo, la primera restando apoyos internacionales al reclamo argentino y la segunda persuadiendo a los argentinos que las Malvinas están definitivamente perdidas.

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 Para hablar de la primera línea de esfuerzos no tengo suficientes conocimientos, por lo cual los invito a los Doctores Sergio Eissa o Luciano Anzelini a escribir sobre esta maniobra de información.

 Vamos a analizar la segunda línea de esfuerzo que opera sobre la voluntad de lucha argentina. Los británicos ensayaron dos aproximaciones operacionales. La primera fue la admisión lisa y llana de que las Malvinas son británicas. Esta aproximación fue muy eficaz sobre políticos liberales, élites financieras y  mercenarios de la cultura, generalmente agrupados en el antro antinacional de la revista seúl.

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 La expresión política de esto fueron los acuerdos de Madrid del menemismo, pero también tuvo una expresión militar, ya que estos acuerdos impedían el empleo del instrumento militar para la recuperación de Malvinas y por ende su consideración como hipótesis de conflicto, dejando a las FFAA argentinas sin razón de ser al impedir su empleo frente a la amenaza a los intereses vitales argentinos. Esta razón de ser fue, primero reemplazada en los 90 por la priorización de las misiones de paz de la ONU (en Chipre los militares argentinos mantienen una inaceptable confraternización con sus pares británicos) y segundo, en las dos primeras décadas del siglo XXI por la guerra contra un supuesto enemigo terrorista. Además, se creó en el imaginario colectivo militar que la cláusula transitoria primera de la Constitución Nacional prohíbe el empleo del instrumento militar en Malvinas, lo cual es mentira. La Constitución dice que las Malvinas se recuperan de acuerdo al derecho internacional y tanto el Derecho Internacional Humanitario (ius in bello) como el art 51 de la carta de la ONU (derecho a la defensa ante la agresión, Ius ad bello) son ambos Derecho Internacional. También se excluyó la cuestión Malvinas del ámbito académico militar, solo se estudia la guerra escindida del reclamo, es decir separada del fin político. Huelga decir que nuestros militares no estudian el informe Rattembach (tampoco leen Clausewitz o Sun Tzu), Y ya que estamos en el ámbito académico, tenemos a un profesor del Colegio Militar de la Nación y de la Escuela Superior de Guerra Conjunta, que además de ser Secretario de Relaciones Internacionales del ministerio de defensa, es un abierto anglófilo, como lo muestra este tuit.

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 Los ingleses que si leyeron a Clausewitz y entendieron la trilogía de Gobierno - Fuerzas Armadas - Pueblo y vieron que si bien esta primera aproximación operacional funcionaba con las elites del gobierno / financieras y las cúpulas militares no funcionaba con parte de las FFAA y el pueblo.

 Es ahí donde implementaron la segunda aproximación operacional la cual busca que Malvinas sea solo un hecho histórico y no una causa nacional expresada en un objetivo político permanente, como dice el Dr @sergioeissa, relegar Malvinas al bronce. Para ejecutar esta acción los británicos se valieron de la herramienta menos pensada: los veteranos de guerra argentinos. Por suerte, no son muchos y son generalmente oficiales  y algunos suboficiales que además de rendirse el 14 de junio de 1982 perdieron su voluntad de lucha y decidieron ser funcionales a los intereses británicos a cambio de viajes, viáticos, pensiones y otras prebendas ofrecidas por la pérfida Albión, propias de las 30 monedas de plata por las que Judas traiciona a Jesús de Nazaret.

 Maniobra que fue reforzada por un odio al peronismo mas fuerte que el amor a la patria y a traves de una reivindicación del terrorismo de Estado, o como lo llaman “guerra contra la subversion” en detrimento de la causa Malvinas.  También contribuye a esto mantener vivo el espíritu de la revolución libertadora uniendo al nacionalismo catolico con el liberalismo masónico en contra del peronismo que siempre reivindico la causa Malvinas como vemos en esta entretenida charla entre los “veteranos de guerra” Palmito y Llambías.

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 Así llegamos al absurdo de veteranos de guerra militando a un admirador de Margaret Thatcher que siendo presidente de la nación, reconoce el derecho a la autodeterminación de los kelpers, lo cual ya había dicho en campaña y lo volvió a repetir el pasado 2 de abril. El ya mencionado Marcelo Llambías, que siendo referente de NOS no dudó en acompañar a La Libertad Avanza, es uno de los ejemplos más conocidos de veteranos anglófilos entre los que se detallan a continuación.

Así tenemos a Gómez Centurión compartiendo un partido de rugby con el embajador de la potencia ocupante además de militar al admirador de Thatcher y defensor de la autodeterminación de los kelpers.

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El inefable “Pipi Sánchez” festejando el cumpleaños del rey inglés en la embajada británica.

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A un ignoto gorila de la armada diciendo que Malvinas no puede ser el interés nacional.

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Y a palmito Lafferriere suplicando que seamos colonias norteamericanas como Alemania y Japón, y nos olvidemos de Malvinas, renunciemos a nuestro honor nacional y disfrutemos de las mieles del capitalismo.

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 Los medios de propaganda británicos, como Infobae, también contribuyen a esta abyecta reconciliación en numerosos artículos.

 Para concluir, un argentino puede tener tres actitudes frente a Malvinas:

#1 Considerarlas inglesas, un cipayo sin remedio y carne de gulag.

#2 Reivindicar Malvinas solo como hecho histórico a recordar, que por sutil es la peor forma de desmalvinización.

#3 Reivindicar Malvinas como hecho histórico y como objetivo nacional permanente, que es la actitud correcta que debe tener todo argentino.

 Malvinas es una causa  nacional, no solo una fecha para las efemérides.

 Debemos combatir con todos los medios a los desmalvinizadores, sean quien sean. Hay que terminar con la impunidad discursiva de ciertos “veteranos de guerra” funcionales a los intereses británicos, a los cuales se los debe deslegitimar por traidores. La causa Malvinas es una causa del pueblo argentino y no es propiedad de nadie, ni siquiera de los veteranos de guerra.

 La causa Malvinas excede a la guerra de Malvinas y abarca desde 1833 hasta el día que las recuperemos.

 Los ingleses son el enemigo mientras usurpen territorio argentino. No hay reconciliación posible mientras dure la ocupación militar.

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