
La cuestión de las FFAA y FFSS desde una óptica marxista.
En política, los gestos pesan más que las palabras; importa tanto lo que se dice como el contexto en que se actúa, algo que La Libertad Avanza parece no haber comprendido. Envalentonada por una meteórica llegada al poder, su dirigencia se comporta como si el pasado no tuviera consecuencias y como si los aliados fueran descartables, como si el escenario actual fuera obra de “las fuerzas del cielo”.
En año electoral y con las relaciones con el PRO cada vez más tensas, subestimar a Mauricio Macri no es un desliz personal, es una muestra de ceguera estratégica. No fue menor el rol que jugó el expresidente en el armado que les permitió acceder al gobierno. Y no porque compartiera sus ideas, sino porque entendió que, ante la disyuntiva electoral, había una oportunidad para reconfigurar el mapa político desde las sombras. Milei atacó al macrismo con dureza durante años, pero eso no impidió que corriera a buscarlo cuando el peronismo mostró el músculo y el triunfo dependía de una estructura con la que el espacio libertario solo podía soñar.
A pesar del gran empujón proporcionado por Macri y de tener que ceder espacios de poder para equilibrar la balanza, hoy vemos lo impensado: el intento de borrar al ángel de la muerte de la foto, actuando como si no hubiera existido y, desde el discurso oficial, tratando de relegarlo a una mera figura del pasado, como si la administración del poder se tratara de una cuestión de volumen en redes y no de equilibrio entre la acción y los tiempos, y por sobre todo, de memoria.
Hoy, con el mundo en crisis, la economía en estado de agonía permanente y a las puertas de los comicios, el gobierno y su militancia han optado por echar combustible al fuego, sumando a la ecuación un conflicto abierto y directo contra Mauricio Macri. Se trata apenas de una muestra más de la casi nula lectura de la realidad que se maneja en la Casa Rosada, donde no podrían haber elegido un peor momento para confrontar a uno de los dos dirigentes con verdadera espalda política a nivel nacional. Todo esto, además, mientras pierden capacidad de maniobra legislativa y se muestran incapaces de frenar las investigaciones que avanzan contra el presidente por los recientes casos de corrupción.
El amateurismo y la incompetencia han llevado al gobierno a combatir en varios frentes al mismo tiempo, logrando quedar mal parado en uno mientras atiende otro. Los problemas para la actual administración se acumulan de forma volátil mientras los relojes electoral, económico e internacional no ceden con la presión. La desconexión que muestran ante la oposición es el incentivo principal para preparar las jugadas que, más temprano que tarde, sellarán el destino casi inevitable de una gestión que, lejos de ser revolucionaria, terminó sumergida en el caos de la inoperancia.