La ansiedad no construye poder

Exigir sin entender el juego es debilitar la lucha.

Política09/04/2025

En medio de una crisis que ataca el entramado social y económico del país, y en vísperas de un paro nacional, la CGT vuelve a ser blanco de críticas desde sectores que, con reclamos legítimos pero con poca perspectiva, exigen una respuesta inmediata y contundente, como si de magia se tratase. Se exige que la mayor organización gremial del país actúe como si fuera ajena a las complejidades del momento, como si bastara con convocar una marcha para revertir el daño de un modelo que viene aplastando derechos de forma sistemática.

En año electoral, con la crisis agudizándose y la oposición librando pujas de poder internas, aparecen agitadores aún verdes en política que olvidan u omiten que la CGT, aún con todas sus contradicciones, no es un espectador pasivo ni un bastión revolucionario, sino una estructura de poder que carga historia, disputas internas, intereses diversos y límites concretos que se encuentran mucho más allá de los deseos del revolucionario frustrado de turno, y que dependen más de cómo se desarrolle el equilibrio de poder que de caprichos de inmediatez.

En medio de la reorganización que está encarando el peronismo para hacer frente a las elecciones legislativas, con sus pujas de poder y debilitamiento de cuadros que aún no han decidido un encolumnamiento definitivo, se producen estas "tierras de nadie" ideológicas y prácticas que distorsionan la realidad de los manejos de la política. Sin una conducción clara se da pie a críticas impropias del proceder peronista que terminan cuestionando tanto a la dirigencia por su falta de organización como a las organizaciones de poder, como lo son los sindicatos.

Reducir al aparato sindical a un mero convocante de marchas sin visualizar el contexto en el que tiene que maniobrar es como mínimo irresponsable. Deslegitimar la acción sindical es solo uno más de los objetivos del actual gobierno, el cual se cumple por la acción de los propios incautos que con reclamos que no tienen pies ni cabeza le dan de comer tanto al gobierno de turno como a una izquierda impopular que sueña con arrebatarle al movimiento nacional su papel en la lucha organizada.

La organización de los medios de lucha debe responder a los tiempos adecuados, la aplicación de poder y fuerza deben ser coherentes con los objetivos a alcanzar. No existe inmediatez ni épica de lucha tribunera que pueda equipararse en resultados con el auténtico ejercicio de poder frente a un contexto tan crítico como el que se vive en la Argentina liberal actual.

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