Bloqueo contracultural

La batalla por las ideas en la era digital.

Cultura23/12/2024

En un mundo bombardeado por información y moldeado por algoritmos, los medios de comunicación y las redes sociales tienen un papel crucial, ya no solo en el reflejo de la realidad sino también en la construcción de la misma. En Argentina, tierra de ADN político convulso y pasional, esta época saturada de información acelera la distorsión de la realidad en nuestro día a día.

La joven pero cargada historia política del país siempre estuvo marcada por el surgimiento de movimientos contraculturales dispuestos a enfrentar la imposición de discursos, tanto en épocas de conflicto como en las de relativa calma. La activa participación de sectores de la política y la cultura dispuestos a desafiar el discurso de turno fue por años moneda corriente en la vida pública nacional.

En la era actual, cargada de información basura y distorsión de la realidad, el conocido germen contracultural argentino está sufriendo bloqueos cada vez más amplios que impiden un desafío que pise fuerte contra el orden establecido. Algunos señalan erróneamente al actual Estado liberal como "contracultura hecha política", lo cual no tiene ni pies ni cabeza porque carece de sentido querer mostrar a una fuerza gobernante como contracultural cuando en discursos y acciones son productos reciclados de sistemas que ya fracasaron durante las décadas de los 70 y 90, siendo un fiel reflejo de la distorsión de información que intenta mostrar comportamientos extravagantes en la televisión y la sobreexposición en redes sociales como algo nuevo.

Mientras tanto, en el lado no oficialista, vemos con mayor precisión el bloqueo contracultural, el cual está marcado por la desorganización, la adopción de posiciones y discursos victimistas, y la poca o nula capacidad de posicionarse firmemente en contra de cualquier decisión del nuevo orden. Los pocos intentos de expresión contracultural quedan reducidos a insignificantes productos del sistema, apoyados desde atrás por los medios masivos de difusión.

¿Qué es lo que produce el bloqueo contracultural? Primero, hay que tener en cuenta la amplia presencia del orden actual en el espacio digital, pudiendo moverse casi con total libertad tanto para mostrarse como para confundir, distorsionar y agredir a cualquier tipo de oposición, lo cual es esperable de quien tiene el poder. Sin embargo, el problema reside en aquellos que en un principio se mostraron como opositores firmes y hoy no hacen más que aprovechar su posición en los medios para sembrar discordia entre los que cuestionan al orden actual, reduciendo cualquier tipo de debate a un sketch patético guiado por la cultura del meme. Esto hace imposible que cualquier cuestionamiento importante se vuelva fuerte con el tiempo.

Así como pasa en los medios digitales, el problema también se traslada a la música, el deporte y el cine, entre otras áreas. La falta de organización beneficia a quienes aspiran a ser productos del sistema, cuya única motivación es formar parte de un engranaje que intenta aplastar cualquier posición que se muestre superadora al debate berreta, la información basura y la cultura del meme.

El problema es de una magnitud desproporcionada. Aún existen voces que intentan trascender y pasar la barrera de la información basura y el ridículo permanente gracias a motivaciones que exceden a la capacidad económica y requieren un cuidadoso trabajo de hilado fino y proyección a futuro, algo con lo que los medios masivos no cuentan dado su enfoque aceleracionista y de corto plazo.

El surgimiento de una contracultura robusta dependerá de la organización, el tiempo y el espacio. Si bien hay tímidos intentos que aún no logran unificarse, los resultados se verán cuando los medios masivos cedan ante presiones que no puedan controlar.

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